EL VIAJE DE RETORNO O LA HISTORIA DE UN ROAD MOVIE
Sólo eran quince días de vacaciones, pero era también el momento perfecto para decidir que hacer con el coche, mi compañero inseparable en los últimos años, que había visto pasar los días encerrado en la cochera en espera de una vida mejor.
Después de algún festival enogastronómico en Córdoba -inolvidable el almuerzo en "Casa Pepe" con la "mazamorra" como gran descubrimiento- y paseos bajo los más de 40º que durante esos días se medían en los termómetros de la ciudad durante la tarde (siempre preferiré este calor al bochorno de Milano), y visita nocturna a la Plaza Capuchinos incluida, tocaba poner rumbo a Italia, rumbo a Milano, con una pequeña parada en Barcelona, que siempre es mi punto intermedio hacia alguna otra parte.
Pues cargados de maletas, las "niñas" italianas, Jose y el que escribe nos pusimos en marcha para atravesar España en una jornada de un sol que abrasaba, lo cual aumentaba, en gran medida, nuestro cansancio arrastrado desde los días en Lisboa.
Barcelona, en sólo dos días, me dio la oportunidad de volver a recorrer sus calles en compañía de Jose, como casi siempre, y reencontrarme con amigas de las que nunca te olvidas por mucho que el contacto se reduzca a la mínima expresión. Cenar con Laura y Alba era como volver a rescatar momentos de hace años que jamás podré olvidar. Supongo que ellas tendrían la misma sensación. Es como si el tiempo no existiese para nosotros, como si nos hubiera concedido una tregua.
Por la mañana, en casa de los padres de Jose, partido de la selección española contra Argentina vivido con la emoción a flor de piel. ¡Vaya dos personajes estamos hechos!. Para bajar tensiones, pues nada mejor que un par de platos de fideuá que tardaré tiempo en borrar de la memoria.
Después de conocer a Mari, ya sólo me queda conocer el futuro negocio, el mítico bar que dentro de poco se convertirá en el punto de encuentro de mis amigos de Barcelona. Espero que tengan suerte en este viaje.
La vuelta a Milano fue como un pequeño retiro espiritual. No me quejo. En realidad, cuando hace tiempo que no estoy al volante, disfruto enormemente de estos largos viajes en soledad que me posibilitan pensar y repensar, aunque a veces esto sólo sirva para nublar aún más las ideas. Por suerte, este no fue el caso. Milano me esperaba oscuro, tranquilo, impasible. Descargué el coche como buenamente pude y al pasar por la "ringhiera" me di cuenta que todo empezaba de nuevo.
4 Comments:
Que no se diga que Uno va a morirse sin darse un poco unas vueltas por el mundo mundial, Jualu, que ya te vale.
Pareces Bruce Chatwin, tanto viaje. Haces bien, eres joven. Los que ya peinamos canas y estamos fijados con cemento en el suelo que nos toca no podemos hacer lo mismo, sólo ir de turistas por la vie.
¿Paella en Morente pa cuando?
7:21 p. m.
JUANLU ME HAS SORORENDIDO,NO CONOZCO A NADIE DE LA HISTORIA PERO ME HA ENCANTADO COMO RELATAS,AIM EL NIÑO....QUE NO SOLO TIENE BUEN CULO.
9:45 p. m.
jajaja, ese culooo!! levantando admiradoras!!!
4:28 p. m.
¡Porque todavía no le conocen la pataita! Me alegro que hayas vuelto a dar noticias de ti en el blog. ¿Me envías un poco de fotos de las vacaciones?
11:56 a. m.
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