lunes, julio 24, 2006

PASEOS (IX)
VERONA
La gran "escusa" la he encontrado en la música, en los conciertos. ¿Y qué mejor momento para viajar a la noble Verona que aprovechando el concierto que en la misma Arena (que viene a ser como el Colosseo pequeñito de Italia) de un músico como Ben Harper? Dicho y hecho. Una vez salimos de la oficina, nos fuimos Sergio, Laura y yo retirar nuestro "pandita" de alquiler, y a buscar rápidamente la salida de Milano a la Autostrada dirección Venezia, que es lo mismo que un viaje al infierno, ya que lo que se monta todos los días allí es un atasco y lo demás es tontería. Hasta Bergamo, a más de 40 km de distancia, el rosario de coches de todos los tamaños y formas, camiones de todas las nacionalidades y motos de todas las marcas, parace no tener fin. Menos mal que no faltaba el aire acondicionado porque si no, quizá, mi visión del día aquel sería sustancialmente diversa. Pues en amistad y buena armonía llegamos a Verona y, con la suerte del tonto de nuestro lado, (¡por una vez, coño!) aparcamos en la misma Porta Nova, puerta de entrada a la Città Vecchia. Como gente de mundo que somos, las entradas las compramos por internet, ea. Pues cuando llegas allí, a chuparte la cola para retirarlas, que ni por esas te escapas. Quedamos en la taquilla con Chiara, una amiga que hizo su Erasmus por Córdoba, que se mostró como una brava anfitriona. Antes del concierto, hay que alimentarse y nada mejor que un par de kebab con birra para no desfallecer.
El concierto fue un auténtico derroche de buena música. El bajista que lleva este tío es un negro que, desde la lejanía, era igualito que Edie Murphy en la peli de "El profesor chiflado", en la que se hincha el mamón como un globo. El tipo, con toda su panza, toca el bajo de tal modo que se come el escenario él solito, vamos que se marcó un solo que todavía mantengo en el oído. Enorme. Ben Harper estuvo entregaíto a la causa, sacando la bandera de la tierra, pegándose un par de bises y acabando con todo la Arena de Verona haciendo la ola como en%