PASEOS (X) ROMA (II PARTE)

Mi segunda visita a Roma ha sido algo especial. Sin casi planificarlo, ha resultado ser unas jornadas de hermanamiento Morente-Bujalance. ¡Y que mejor sitio que Roma!. Pues si, resulta que mi gran amigo Manu con sus inseparables compañeros Pedro y Rafa, esta vez con el contrapunto femenino de Juana, coincidieron con los hermanos López y nuestro Pacho. La verdad, estos son los momentos que uno disfruta como un niño chico, quedando las anécdotas vividas como recuerdos inolvidables para esas tertulias campiñesas, en la Tercia o en el Aguaero, donde las lecciones de arte de Manu, los arcos de Tito, Constantino, o en que año se comenzó a levantar el Colosseo, acompañadas del recuerdo de la mojá que nos calló en medio de los foros imperiales, o el calor que caía la primera noche (dos noches así y me tiro al río), seguro que traerán más de una risa la próxima vez que estemos juntos.

Como no podía ser de otra manera, la noche del sábado hicimos una escapada por la Roma nocturna. El resultado, el esperado. Manu y Juana tomando café en Piazza Navona hablando romanesco; Pacho y Rafa, más perdíos que un cabra en un garaje, volviendo a cocheras en taxi (no estaban a más de 10 minutos a pie del apartamento), Yo, como un señor, midiendo las calles del centro histórico, acompañado de Pedro y Rafa que, espero, estuviesen a mi altura (cosa que no puedo contrastar).

Gracias de nuevo, amigos, por la hospitalidad y por un fin de semana de la tierra en Roma. Inolvidable.