Cada mañana la primera imagen que retienen mis ojos apenas abiertos es la luz que, más o menos intensa, más o menos nítida, la ventana, mi ventana, me deja entrever. Al contrario de lo que pensaba, el azul me ha acompañado en muchos de mis despertares en esta ciudad, pero el gris está pidiendo a gritos su espacio, su lugar. La niebla, la famosa nebbia milanese amenaza día y noche la ciudad. La melancolía se esconde tras las esquinas. Todo se pierde entre una densa capa de "humo". Todo deja de ser perceptible. Te sientes perdido, desamparado, estéril. Aún así, mantengo un coqueteo diario con la niebla que me seduce, me cautiva. La luz ya no es la luz. Mi paisaje urbano se ha quedado oculto, escondido. Mañana volveré a mirar por la ventana, mi ventana.
1 Comments:
Joder, Juanlu, yo lo que veo entre este post y el de antes y el de después, y sus correspondientes e impagables fotos es lo siguiente:
¡A TÍ LO QUE TE HACE FALTA ES UNA MUJER QUE TE ACOMPAÑE, PERO YA!
Por cierto, el bodegón es un buen ejemplo de pintura neorrealista, pero... qué cojones hace la cassette ahí? ¿En qué momento del mundo te bajaste?
Jajaja, la revolución pendiente será.
12:32 a. m.
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