El DUOMO
todos los días para ir a trabajar a la oficina atravieso la ciudad por su parte sur siguiendo casi siempre el mismo itinerio: Via Meda, Corso San Gottardo, Piazza 24 Settembre, Corso Porta Ticinese, Carrobbio, Via Torino, Piazza Duomo, Via Dante y Via Broletto. Las últimas vias son parte del centro más centro de la ciudad y en el epicentro de este espacio el Duomo. Durante muchos años leí, vi fotografías, escuché noticias acerca de este monumental edificio, pero nunca pensé que me pudiese llegar a impactar tanto la primera vez que lo visité. La luz del exterior te obliga a entrar casi en una penumbra forzada por el contraste de luz que, a medida que se va dilatando la pupila, va mostrando los detalles de tan colosal joya gótica. Mi visión de este templo para nada es una lección de arte, sino más bien un cúmulo de sensaciones sentidas tanto en su interior como en su exterior. Habiendo visitado otras iglesias góticas, he de decir que este es uno de los templos que más me ha cautivado, a pesar de encontrarse en permanente estado de rehabilitación, lo cual impide disfrutar de la belleza de su portada, entre otras cosas, cubierta por una lona donde se promociona a la Banca Intesa, es como el BBVA de aquí , que es uno de los mecenas de la rehabilitación del templo(la sempiterna unión de ambos poderes fácticos). Una de las cosas que más me ha impresionado es la armonía estética de este templo en su entorno físico. Esta catedral preside una inmensa plaza, que la integra en el espacio sin el encorsetamiento que sufren muchos de estos templos con el desarrollo de la ciudad, impidiendo disfrutar del exterior del mismo en toda su plenitud.
Gracias a mi amigo Sergio, tuve la posibilidad de disfrutar de una de las mejores vistas panorámicas que existen en esta ciudad. Como digo, la fortuna de ver/obsevar la ciudad desde la "Terrazza Martini" (si, de los del anuncio de los tíos impresionantes y no menos bellas muchachas). Aún con el marcado tono gris que casi siempre muestra el cielo de esta ciudad, la belleza de la imagen que se disfruta desde la planta 16 de este edificio (horrible él, todo sea dicho) hace que uno se sienta un privilegiado, un elegido, conservando mucho tiempo en la retina el espectacular atardecer desde las alturas que desde esta terraza se puede saborear. Un gusto insuperable que ha vivido el que aquí escribe...
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